La inspiradora historia de Flor Álvarez, la participante ciega de Canta Conmigo Ahora: enseña música en braille y espera su primer hijo

El próximo lunes 10 de octubre tendrá lugar la final de la primera temporada del certamen que conduce Marcelo Tinelli. La cantante cordobesa está entre las diez finalistas, y a horas de subirse nuevamente al escenario habló con Teleshow: sus inicios como artista callejera y la historia de amor con Lucas Belbruno, el padre de su bebé en camino

Falta tan solo una semana para la gran final de Canta Conmigo Ahora, y los diez participantes que siguen en carrera viven cada presentación con mucho nerviosismo, sabiendo que en esta instancia cada detalle cuenta. Flor Álvarez tiene 27 años, es cordobesa, está embarazada de siete meses, y es una de las diez finalistas. Decidida a transmitir un mensaje en contra de la estigmatización de las personas ciegas, cada vez que habla al respecto deja sin palabras a todos los presentes en los estudios de Don Torcuato.

Algunas emisiones atrás, Marcelo Tinelli le preguntó a la madre de Flor por su historia de vida. “Ella nació prematura, a las 28 semanas de gestación, y fue melliza con un varón, pero el mellizo falleció a la semana; y ella, guerrera, la peleó dos meses en incubadora y el oxígeno le provocó un desprendimiento de retina, y por eso tiene retinopatía del prematuro”, reveló su mamá en ese entonces. En diálogo con Teleshow, lo primero que remarca Álvarez es su forma de pensar respecto a la discapacidad visual: “Creo que no tener visión no me dificultó en nada en cuanto a las metas que me fui proponiendo, pero sí faltan mejorar algunas cosas como sociedad”.

A horas de subirse al escenario para defender su lugar, repasa el camino que transitó hasta convertirse en artista callejera en la peatonal de Córdoba para tener ingresos propios y poder independizarse. “Cuando tenía cuatro años iba al coro de la escuela para ciegos Helen Keller de Córdoba, y a partir de los siete empecé a estudiar técnica vocal”, cuenta, y explica que fue difícil encontrar quien le enseñara el pentagrama en sistema de braille. Recuerda con cariño a la pianista ciega Elvira Ceballos -fallecida en septiembre de 2019-, la última profesora que la ayudó en su formación.

A los 15 años empezó su carrera como solista, brindando shows en bares y eventos. En cuanto a su vocación, se sincera y aclara que aunque siempre le gustó cantar, tuvo muchos temores antes de tomar la decisión de asumir la profesión. “Cuando era adolescente no sabía si la música era realmente lo que iba a seguir, a esa edad estaba llena de dudas, pero como después no conseguí trabajo por la falta de oportunidades que hay paralas personas con discapacidad,decidí cantar en la calle”, expresa. Y enseguida agrega: “Ser artista callejera me dio y me da muchas satisfacciones todavía, porque a pesar de todo, sigue siendo mi fuente de ingresos y en 2017 logré irme a vivir sola”.

Cantar en la vía pública implica el traslado de los equipos de sonido, el amplificador, además de encontrar dónde instalarse, cuando cada vez hay más colegas que también buscan un lugar, sumado al factor climático, que puede ayudar o representar la pérdida de un día de trabajo. “La remo todos los días y no es nada sencillo estar allá afuera, pero no reniego del modo en que me gano la vida porque es una buena oportunidad para que la gente me conozca, y hacer alguna moneda”, asegura. En este sentido, define los tiempos de pandemia de coronavirus como “el peor momento que le tocó vivir”, porque implicó el freno de la actividad artística y tuvo que rebuscarse a través de las redes sociales.

Para sobrevivir hice vivos una vez por semana en Instagram; pasaba una gorra virtual con mi CBU y la gente colaboraba”, rememora. La incertidumbre de hasta cuándo iba a perdurar el aislamiento la puso contra las cuerdas, y la hizo preguntarse si debía seguir cantando. Pero no abandonó sus sueños y tampoco dejó de lado su otra pasión: enseñar. Dotada de una gran vocación de servicio, y motivada por la convicción de que todos podemos aportar un granito de arena para ayudar a otros, da clases de canto y musicografía braille. “La verdad es que en Córdoba hoy no hay quien enseñe a leer y escribir música a personas ciegas, ypor eso es muy valioso que haya una posibilidad de aprender, porque somos muy pocos los que podemos brindar esta enseñanza”, detalla.

El casting del programa llegó en un momento donde estaba invadida por la frustración, y cursaba el cuarto mes de gestación de su primer bebé en camino, fruto de su noviazgo con Lucas Belbruno. “Entre las hormonas del embarazo y que había perdido mi lugarcito en la peatonal, y que había días que no conseguía un espacio, a veces me sentía mal, pero cuando pasó esto de Canta Conmigo Ahora y sentí que era una señal, un impulso para seguir”, celebra. En su primera audición frente a los 100 jurados cantó “Brindis” de Soledad Pastorutti, una canción que resulta más que especial para ella.

En 2018 su pareja participó de La Voz Argentina (Telefe), y eligió el equipo de La Sole para transitar su paso por el reality. Belbruno se consagró como subcampeón, frente al uruguayo Braulio Assanelli, que fue el ganador de esa edición. “Fue una gran casualidad, no lo podía creer cuando me ofrecieron cantar ese tema; siempre me va a marcar en mi vida, porque fue realmente el inicio de algo nuevo”, reflexiona. En aquella ocasión obtuvo 90 puntos, y aunque su debut fue aplaudido de pie, quedó afuera del certamen hasta volver en La Revancha.

Antes de ser novios, Lucas y Flor fueron fans de sus respectivos talentos. Escuchaban la voz del otro y sentían algo mágico en su interior. Surgió una conexión que los convertía en colegas durante un tiempo y luego pasaron a ser íntimos amigos. Cuando se dieron cuenta de que la química artística se había convertido en amor, fueron por más y se transformaron en una pareja.

“Nos conocimos en la escuela de ciegos y en 2011 cuando ya éramos ex alumnos, preparamos todo el año una actuación para un Festival de música dedicado a las personas con capacidades especiales. A partir de ahí nos hicimos más cercanos”, relata. Así nació la complicidad que se mantuvo en el tiempo, hasta que a fines de 2020 empezó el noviazgo oficial, y en octubre del año siguiente apostaron a la convivencia.

—Tenés una historia de amor muy fuerte con Lucas, ¿cómo están viviendo la dulce espera?

— Parece como si lo nuestro estuviera destinado, que tenía que ser así, porque es increíble cómo se dio todo desde que estamos juntos. Sólo falta un papel, una libreta de casamiento, porque finalmente nos convertimos en una pareja. Pasamos de la admiración por la música al deseo de formar una familia, y ya estamos esperando un hijo, que se va a llamar Ian Luca, como el papá, pero sin la ‘S’.

—Ian Luca te acompaña en todas las galas, desde que empezaste en el programa

—Se porta tan bien gracias a Dios, y cada vez tengo la panza más grande, enorme ya. Tengo fecha para diciembre. La verdad es que tenía miedo por estar embarazada cuando me presenté, no sabía si en el casting me iban a aceptar o rechazar, pero por suerte salió todo bien. El apoyo de mi mamá fue y es incondicional, ella dejó todo para apoyarme, al igual que Lucas, que está firme siempre.

—Lucas es una persona maravillosa, y sí, él dijo que estaba enfocado en que yo brillara. Le insistí en que lo pensara y aceptara, y le dije que hasta podíamos proponer hacer un dúo, que siempre fue nuestro sueño, pero me dijo: ‘Vos te anotaste, vos hiciste la fila, a vos te corresponde este lugar’.Dicen que existe el ego del artista, pero parece que Lucas no lo tiene. ¡Hay que decirle que no a Marcelo Tinelli! Decirle que no a una pantalla tan grande que te da difusión… Solo se puede hacer eso cuando se tiene mucha humildad, y no puedo estar más agradecida de que sea mi compañero en la vida.

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