El índice de aumento de precios fue de 8,2%, una décima menos que en agosto, pero siguen creciendo los costos de los productos no relacionados a la energía y los alimentos, que alcanzaron su máximo anual en 40 años. Se desploman los futuros de Wall Street
La inflación de Estados Unidos volvió a bajar en septiembre, por tercer mes consecutivo, y situó su tasa interanual en el 8,2%, una décima menos que en agosto, según los datos publicados este jueves por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS).
Respecto al mes anterior, los precios de consumo subieron cuatro décimas, dos más de lo esperado, después de haber subido ligeramente en agosto.
Ello marca el difícil panorama para los consumidores en áreas como alimentos, vivienda y atención médica, en el último informe sobre la inflación antes de las elecciones de mitad de mandato.
Sin embargo, si se excluyen las categorías volátiles de alimentos y energía, la llamada inflación subyacente aumentó el mes pasado, una señal de que las cinco subidas de tipos de la Reserva Federal este año han hecho poco por enfriar las presiones inflacionarias. La inflación subyacente aumentó un 0,6% de agosto a septiembre y un 6,6% en los últimos 12 meses. La cifra anual de la inflación subyacente es el mayor aumento en 40 años.
Los principales mercados de EEUU sufrieron una fuerte caída, y los futuros del índice Dow Jones pasaron abruptamente de un aumento de cientos de puntos a un descenso de 400 puntos, en cuestión de segundos. Los mercados europeos también cayeron.
A medida que se acercan las elecciones, los estadounidenses tienen una visión cada vez más negativa de sus finanzas, según una nueva encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research. Aproximadamente el 46% de las personas describen ahora su situación financiera personal como mala, frente al 37% de marzo. Este considerable descenso contrasta con las lecturas mayoritariamente estables que se habían mantenido durante la pandemia.
Las cifras de inflación de septiembre no cambiarán probablemente los planes de la Reserva Federal de seguir subiendo los tipos de forma agresiva en un esfuerzo por controlar la inflación. La Reserva Federal ha aumentado su tipo de interés a corto plazo en 3 puntos porcentuales desde marzo, el ritmo más rápido de subidas desde principios de la década de 1980. Estas subidas tienen por objeto aumentar los costes de los préstamos hipotecarios, de los préstamos para automóviles y de los préstamos a las empresas y enfriar la inflación mediante la desaceleración de la economía.
La Reserva Federal y otros bancos centrales de Europa y Asia han subido los tipos con un margen inusualmente grande para enfriar una inflación que está en máximos de varias décadas, pero los operadores temen que puedan llevar a la economía mundial a una recesión.