En Villa María, la Auditoría General del municipio tuvo que convocar a las vecinas para intentar resolver el problema y que los animales no terminen como otros conejos.
En la localidad cordobesa de Villa María, la Auditoría General del municipio -que funciona como Defensoría del Pueblo- convocó a un grupo de vecinos para intentar resolver un insólito conflicto que hasta el momento no tiene solución.
La instancia fue abierta por Alicia Peressutti, auditora general, con el propósito de desactivar un problema que se originó en el barrio San Justo entre dos vecinas. Allí, una acusó a la otra por la cantidad de gallos que posee, los cuales no la dejan descansar con tranquilidad.
“Tuvimos el reclamo de la mujer porque la vecina tiene 12 gallos que de madrugada empiezan a cantar y no la dejan dormir desde hace un montón de tiempo”, relató Peressutti al diario La Voz.
La funcionaria municipal indicó que en la audiencia surgió otro inconveniente: qué hacer con los animales, que la dueña, una mujer de 80 años, cuida como mascotas.
El antecedente de los conejos y el temor de que a los gallos les pase lo mismo
La vecina que no logra dormir por el ruido de los gallos fue quien pidió ayuda para encontrar una solución pacífica al asunto, aunque luego de la primera audiencia no se logró llegar a un acuerdo. En ese primer encuentro, asistió la denunciante y el hijo de la dueña de los gallos.
Peresutti explicó que, además de los gallos, la señora “también antes tenía conejos, que el hijo mató para que ya no molesten y los hizo al escabeche”. La auditora reveló que el hijo de la acusada respondió que “el problema con los conejos ya no estaba” y que para solucionar la situación con los gallos “podría hacer lo mismo”.
“Lo que buscamos es el traslado de las aves, no que se las coman, ni que se sigan generando reclamos a vecinos”, manifestó Peresutti. Luego, señaló que existe la posibilidad de llevarlos a alguna granja o campo cercano, que le permita a la dueña visitarlos cuando así lo desee.
La semana próxima habrá una nueva instancia de mediación, en la que intentarán definir el destino de los animales, para que sigan vivos y la dueña pueda seguir teniéndolos pero sin perturbar el sueño de su vecina.